Tiene narices que cuando quieres evitar pensar en algo, hay algo que te lo recuerda constantemente. Yo particularmente estoy hasta el mismísimo pirri de mentar el maldito coche. Desde que ando práctica para arriba práctica para bajo no veo más que cedas y stops por todas partes, curioso es que cuando voy dentro del coche, me cuesta dios y ayuda cerciorarme de que están ahí, acechándome. Creo que alguna vez los he oído reírse de mí, sí, en el momento en que mi cuerpecillo se queda a dos palmos de chocar con el volante gracias a los frenazos salvavidas de mi profesor.
Ni mi querido Arturo ha podido distraerme este fin de semana de pensar en embragues y frenazos. Y yo que pensaba que me quería.
Ni mi querido Arturo ha podido distraerme este fin de semana de pensar en embragues y frenazos. Y yo que pensaba que me quería.