martes, 29 de septiembre de 2009

Normas básicas para el paleto empapado fuera de habitat.

1. Los mayores de 60 años son una fuente inagotable de conocimientos sobre nombres de calles y atajos varios.

2. Los menores de 21 son una fuente inagotable de conocimientos sobre vías, andenes y transbordos de metro.

3. El mapa que has impreso del google earth no es tu amigo. Te hará dudar. No te sirve.

4. Parlotear con el ceño fruncido mientras intentas desentrañar su amasijo de calles tampoco ayuda, ya que puede ahuyentar a los sujetos/ángeles salvadores nombrados en los puntos 1 y 2 que con sonrisita de autosuficiencia te llevarán a tu destino.

5. Si llueve las probabilidades de encontrar el sitio objeto de visita son inversamente proporcionales a lo mojados que tengas los pies.

6. Conviene ir antes. Porque si vas con el tiempo justo te pierdes.

7. Conviene precisar el "antes", porque puedes llegar tres cuartos de hora pronto y con lluvia no mola.

8. Lleva un paraguas resistente. Los de alcampo se dan la vuelta.

Todo lo cuenta una experimentada, que a día de hoy, con riada de por medio ha conseguido llegar al museo arqueológico de Valencia sin perderse. Tenía que contarlo. Estoy orgullosa de ello.


He aquí el objeto de mi jologorio (ja, ja, ja y ja!) mojado pierde.




martes, 22 de septiembre de 2009

De los amores negados.



Porque todos consideran bello lo bello,
así aparece lo feo.


Porque todos admiten como bueno lo bueno,
así surge lo no bueno.

Tao Tê- King.




Empezando a asimilar mi carrera. Considerando seriamente eso de agujerearme la oreja. Y me voy a atrever a decir otra cosa de la que probablemente me arrepienta cuando esté delante del examen, después de un primer vistazo a mis apuntes, la prehistoria no parece tan horrible.








... it hurt like a train on a track"

sábado, 12 de septiembre de 2009

Quedan nueve días

No sé que sentirá el resto de estudiantes de primero/novatos/pringados. Pero yo, la verdad, es que no tengo la sensación de que dentro de una semana y 48 horas vaya a estar por ahí, danzando, sin encontrar mi clase, y lo que será muy probable, llegando tarde. Como muy afectuosamente me ha señalado mi padre al comprobar que todavía no tenía ni idea de como funcionaba la tarjeta studio (cosa que no tiene absolutamente nada que ver con el horario), él es así.

Hace dos días me moría de ganas, estaba eufórica, pletórica, por campar a mis anchas por las aceras verdes de Blasco Ibáñez, pero otra vez la montaña rusa me ha vuelto a igualar al nivel de tierra, dejándome un hueco en el estómago y haciendo que me pregunte si las eternas idas y venidas no van a causarme más dolores de cabeza que otra cosa. Mi mente es un hervidero de ideas, no sé si me veo viviendo allí finalmente, no sé si voy a estar a gusto, por no saber no sé ni que profesores van intentar que la historia, la geografía y demás asuntos de mi carrera se me quede bien pegaditos en la cabeza. Dos millones y medio de interrogantes que ni siquiera he podido desalojar con mis constantes visitas al correo de la universidad, en el que aparece un cero inamovible.
De todas formas, esta última semana se me plantea larga, porque no hay demasiadas cosas que hacer y porque las frases míticas de patatabrava comienzan a acabarse, así que voy a ir haciéndome a la idea de que el verano ya ha llegado a su fin. Verano 2009, con un toque realmente agridulce.






Necesito una tarta de Selianne.