lunes, 30 de noviembre de 2009

Tiene narices que cuando quieres evitar pensar en algo, hay algo que te lo recuerda constantemente. Yo particularmente estoy hasta el mismísimo pirri de mentar el maldito coche. Desde que ando práctica para arriba práctica para bajo no veo más que cedas y stops por todas partes, curioso es que cuando voy dentro del coche, me cuesta dios y ayuda cerciorarme de que están ahí, acechándome. Creo que alguna vez los he oído reírse de mí, sí, en el momento en que mi cuerpecillo se queda a dos palmos de chocar con el volante gracias a los frenazos salvavidas de mi profesor.

Ni mi querido Arturo ha podido distraerme este fin de semana de pensar en embragues y frenazos. Y yo que pensaba que me quería.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno, piensa lo que mejorará el trayecto a la estación cuando vayas calentita en el coche y controles a todos tus archienemigos los cedas...

Podrás quitar de tu vida una de las tres cosas que no te gustan!

=)

Natalia dijo...

Ya tú ves, tú quejándote y yo que me muero por empezaaaaaaaar!
Y este condenado profesor no quiere ni verme!
no hay derecho, no señor...

Ya verás como dentro de nada, nada, nada vas a ser tú la que se ría MUAHAHA

Te escribo desde la UV, y he querido dejar huella por si no sobrevivo al maldito cruce que lleva a Cabañal :(
Es malo esto de vivir con miedo...

¡Un beso NANA!
:)